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Cómo hacer un bálsamo labial natural
- Categoría: Cuidado facial
En la receta de este artículo te explico cómo hacer un bálsamo labial
Hace meses compré aceite de coco, me mencionaron la cantidad de virtudes que tiene tanto en alimentación como en cosmética.
La verdad es que me ha costado mucho empezar a usarlo porque el olor de coco no es uno de mis preferidos.
Y como siempre digo el olor a la hora de usar un producto es muy importante ya que como es evidente si el olor no nos gusta no estaremos motivados a usar dicho producto.
En esta ocasión he dejado a un lado el tema del olor y he decidido darle una oportunidad al aceite de coco y comprobar por mí misma todos sus beneficios preparando un bálsamo labial natural.
Así que me he animado a hacer un bálsamo labial natural ahora que los labios empiezan a sufrir con el frío.
Ingredientes del bálsamo labial natural
Manteca de karité 2 gr
Aceite de coco 2 gr
Aceite de macadamia 5 gotas
Aceite esencial de lavanda 1 gota (opcional)
Tarro de 5 ml
Preparación del bálsamo labial
En un recipiente de cristal y con una espátula ambos esterilizados se mezclan muy bien todos los ingredientes hasta que quede una textura tipo crema, se rellena el tarro y se deja en la nevera mínimo 1 hora.
El aceite de macadamia lo puedes sustituir por otro aceite como el de caléndula, almendras dulces…y el aceite de lavanda es opcional si quieres que tenga otro olor distinto al de coco.
La textura del bálsamo dependerá de la temperatura, si quieres que quede sólido tendrá que guardarse en lugares fríos de lo contrario quedará tipo crema.
Si quieres que el bálsamo labial tenga un poco de color puedes añadir de algún labial que tengas ecológico un poco.
Si te animas a usar el aceite de coco te recomiendo que compres uno que sea orgánico, virgen, de presión en frío, sin refinar, sin blanquear y que no esté desodorizado, para que sea un aceite 100% puro.
El aceite de coco se puede usar por ejemplo como hidratante para la piel y el cabello, como desmaquillante y para antes y después del afeitado.
Por encima de los 25 grados Celsius se vuelve líquido, así que en invierno puedes coger con una cuchara la cantidad que necesites y con el calor de la mano se irá derritiendo facilitando así su aplicación por el cuerpo o el cabello.